Cuando decidimos convertirnos en padres, lo
hicimos con la idea de que nuestros hijos se llevaran de entre 2-3 años con dos
propósitos; el primero poder disfrutar de las etapas claves de su crecimiento y
darles el tiempo que se merecen a cada uno, y el segundo que no se llevaran
tanto entre ellos para que tuvieran una
mejor convivencia.
Obviamente nuestros planes no fueron como
originalmente los teníamos y el espacio entre ellos no es mayor a 2 años entre
las dos niñas y 14 meses entre los dos pequeños.
Al principio escuché de todo en relación a
la cercanía de edades, de hecho hasta chistes preguntando si no teníamos t.v
para entretenernos en vez de estar haciendo hijos.
Traté de hacerme a la idea de que en un
futuro, el trabajo y la relación entre/con ellos iba a ser mejor.
Ahora que tienen 5,3 y 1.6 años creo que
empiezo a ver la luz y poco a poco me doy cuenta de la bonita relación que
ellos están formando más allá de la de sangre.
Los hermanos son nuestros primeros amigos, son con los que hemos crecido y nos
conocen por lo que verdaderamemte somos.
Convivimos mucho con ellos y cuando las
edades son cercanas y están en etapas similares, se convierten en un equipo.
Con nuestros hermanos vamos conociendo
sentimientos manifestados en otras personas, cómo reaccionan los demás y a ser
considerados con sus sentimientos.
Aprendemos que cada miembro de la familia
es diferente y de cierta forma a respetar esas diferencias. La clave es
encontrar ese perfecto balance para poder llevar una buena relación, algo que
nuestros padres nos enseñan durante la vida.
Yo soy la hermana mayor de 3 mujeres. Mis hermanas son mellizas y ellas siempre han estado juntas para todo hasta que una se caso y se mudó de país; yo creo que
eso fue una gran influencia para que yo creciera siendo muy independiente. Sin
embargo, no fue hasta que crecimos que nos dimos cuenta del verdadero lazo que
nos une.
No hablamos muy frecuentemente (las tres
vivimos muy lejos una de la otra) y somos muy diferentes las tres, pero la conexión existe y sabemos que al
final del día vamos a poder hablarnos para encontrar el apoyo que necesitamos en
ese momento.
Stephen Bank escribe en su libro “The
Sibling Bond” (El Vínculo entre hermanos) Que la hermandad es la relación más duradera para la mayoría de nosotros, puesto que
dura al menos un cuarto de siglo y es mucho más de la que nos une a nuestros
padres.
Los
hermanos son nuestros maestros. Para los que tienen
la fortuna de tener un hermano mayor, de ellos vamos aprendiendo y dando pasos
más avanzados por todo lo que nos enseñan; son nuestros modelos a seguir.
Entre hermanos colaboran y conspiran y se vuelven cómplices para lograr sus objetivos. Ya sea robarse una
galleta de la alacena o convencer a mamá de que los suba a ese juego a la
salida del super (después de hacer ojitos de perrito regañado, claro!)
Entre hermanos juegan diferentes roles, son protectores, compañeros de juego,
consejeros, fuente de envidia o de orgullo, nos atormentan, nos motivan y mucho
más.
Se pelean constantemente pero después lo
que recuerdan son las aventuras y las cosas que los hicieron felices; cómo
jugaron, qué hicieron y cómo se divirtieron.
Entre hermanos se apoyan y cuando están pasando por momentos
difíciles, se unen más. No importa cuánto hayan peleado y/o si tienen
muchas diferencias, los hermanos logran hacer todo a un lado y ser fuertes el
uno para el otro.
Nuestros
hermanos nos forman. Nos ayudan a adquirir
habilidades ya sea por convivencia o a la fuerza jaja; me refiero a compartir
algún juguete o una nieve, negociar cuánto le toca a cada uno o a seguir
órdenes (por eso del hermano mayor).
Nuestros hermanos son nuestros primeros
compañeros y aunque hayan algunos muy cercanos y otros no tanto, la realidad es
que nos guste o no, será una union que Dios nos mando de por vida, aprovechémosla! No tienen que ser tus amigos desde el principio, nadie marca eso; llegará un momento donde la edad ya no importará, sólo la unión que se tenga.
Feliz Día del Amor y la Amistad!
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