Cuando yo era pequeña y estaba en la
escuela, conforme iba cambiando de grado iba reconociendo a las niñas que eran
las más populares. No es que yo haya sido de las que nadie notaba, pero tampoco
era una que destacara de entre la multitud.
Lo mismo pasó en la Universidad sin
embargo, cada semestre eran personas diferentes y las que tal vez eran
populares en su momento, cuando cambiabamos de clase ya nadie se volvía a
acordar de ellas.
El ser humano por naturaleza busca querer
encajar con la demás gente, el sentimiento de pertenencia es muy normal y el
agradarle a los demás es muy satisfactorio. Cuando somos jóvenes lo sentimos
mucho más creo yo. Hay algún lugar de moda y aunque no nos guste, ahí estamos
porque todo el mundo está ahí también, con zapatos con los que no podemos
caminar y con la ropa de moda que a veces ni nos sienta bien (espero al menos
haber tenído sentido de la moda)
Como ya he platicado anteriormente, la
maternidad nos cambia en todos los sentidos. Uno de ellos es las relaciones que
vamos formando en el camino.
Adoro a mis amigas, todas son únicas e
irremplazables. Cuando me mude de país, todas ellas me hicieron mucha falta. No
tenía con quién hablar y aunque salía con muchas personas realmente no había
una con quien me identificara. Después de un par de años conocí a dos buenas
amigas que estaban en la misma situación que yo y junto con ellas mi estancia
en el país se volvió menos pesada.
Cuando me volví madre, mis relaciones
volvieron a cambiar. La mayoría eran mamás como yo, algunas con varios hijos y
otras primerizas también y todas aprendiendo como Dios les da a entender.
Ahora que vuelvo a cambiar de ciudad y
siendo madre de tres, mis relaciones son…digamos…menores (plup!).
Poco a poco he encontrado que es un mal
común. Entre más crecemos, nuestras amistades se van reduciendo
considerablemente. Has escuchado la frase de “los amigos se cuentan con los
dedos de la mano”? pues si y aunque me cueste admitirlo es verdad. Tenemos los
amigos de antigüedad y que seguimos viendo, los de afinidad, algunos amigos se
van, otros nuevos llegan, los que se fueron por alguna razón regresan, la rutina, la
falta de tiempo o qué se yo, pero no me vas a negar… las amistades de ser
muchas, ahora son pocas, pero de calidad y a las cuales valoras mucho por estar
a tu lado; fácilmente lo puedes ver en Facebook! cuántos no tenemos chorrocientos mil amigos y realmente conocemos sólo al 10% y los demás tampoco nos conocen?
Me da mucha risa porque como en todos
lados, ahora en la escuela de mi hija veo mucho los grupitos de amigas. El de
las vecinas, el de la guardería, las del trabajo, las que se conocieron en el
grupo antenatal, las que eran amigas aún antes de convertirse en madres y las que
se conocieron en la escuela; de todos esos grupos nunca falta el grupito de las
populares y claro, ahí hay varias mamás de las que platicamos en uno de los
post anteriores y que por una u otra razón, todas queremos ser sus amigas, así
es…regresamos a cuando teníamos 16 años y queremos ser amigas de las más
populares. Ahí están ellas, jugando bien divertidas con sus hijas y cuando
paran, siempre tienen un tema de conversación. Hay las que tienen los juguetes
de moda y que entretienen a nuestros hijos (aunque ellos la verdad es que
siempre lo harán con un juguete diferente al suyo, sea nuevo o no), las que
traen los mejores snacks y que los hijos se les quedan viendo como si jamás
hubieran sido alimentados (así parecen mis hijos). En fin, están esas mamás…
El otro día una mamá que no conocía pero
que vive cerca de mi casa, me invitó a participar en una cadena de stickers
para nuestras hijas. Se me hizo muy extraño que me contactara porque sólo hemos
cruzado palabra un par de veces, aún así me alegró el momento porque apesar de
casi no conocerme, pensó en mi y claro, mi imaginación comenzó a volar y ya nos
veíamos a las dos reuniéndonos con nuestros hijos y nuestras hijas super amigas, cafecitos, saliditas y demás…jajaj.
Todas vivimos realidades diferentes, pero
es muy reconfortante tener amigas que te entiendan y quién más que aquellas que
viven lo mismo que tu. Mis amigas la
mayoría otra vez (mencioné que no hace mucho me mude de ciudad otra vez?) están de larga
distancia y gracias a la tecnología puedo estar en contacto con ellas. Todas
son diferentes y hay las que son nuevas también y las quiero de igual forma,
porque están aquí y porque nos hemos encontrado.
Es humano tener esa necesidad de estar
acompañadas; como mamás es un alivio saber que nos podemos ver y platicar,
mientras hacemos un área de juegos en nuestra sala para nuestros hijos, que
podemos ir al parque a los juegos y mientras nuestros hijos se cuelgan como
changos, nosotros podemos platicar aunque sea un poquito; que si nos vamos a tomar un café lo hacemos en lugares donde hay juegos y nosotros podemos actualizarnos antes de tener que ir a subirlos a algún juego (o cuidarlos de que no se caigan de otro) Las mamás nos
encontramos, nos aconsejamos, nos apoyamos, nos regañamos, nos reímos y lloramos juntas; nos
entendemos y a veces no…
Estoy muy agradecida por tener un grupo tan
diverso de amigos, aquí, allá y acullá. Ellas y ellos son importantes y la
Amistad no es a quién conoces desde hace mucho tiempo, sino es quien llegó, se
quedó y dijo “yo estoy aquí para ti” y lo demuestra.
Te dejo un video de What’s up Moms que me
da mucha risa. Así me sentí cuando me convertí en madre y estoy segura que
muchas se identificarán también.
M.
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