viernes, 20 de noviembre de 2015

Crónicas de una fiesta anunciada

El fin de semana pasado mi hija la mayor y yo fuimos a una fiesta de una compañerita de su salón; dicha fiesta había sido agendada con más de un mes de anticipación y desde entonces ya teníamos el regalo también.

La mayoría de las fiestas a las que he ido, han sido de los hijos de mis amigas, vamos los 5 y siempre hay con quién platicar, pero ahora al parecer voy a iniciar otra aventura y es la de ir a las fiestas de los compañeros de mis hijas en donde vamos sólo ella y yo y…NO conozco a nadie.

Recuerdo cuando yo era pequeña, ver a mi mamá que platicaba con las demás mamás cuando nos llevaba a una fiesta, pero lo que yo creo y que es lo que realmente sucedía es que esas “pláticas” en realidad era cuando llegábamos, mi mamá saludaba a todas las que estaban ahí -tal vez la presentaban por pura formalidad- y yo en ese momento desaparecía, por eso es lo único que recuerdo.
Ahora me pasó a mi. Llegar a una fiesta en donde no conoces a nadie es realmente una mini pesadilla!!, me puso de nervios y no había empezado cuando ya quería que se terminara.

Antes cuando mis hijas eran bebés, bueno al menos estaba con ellas y nunca falta la que se acercaba a preguntarte cuánto tiempo tiene tu bebé y excusa perfecta para romper el hielo. Ahora, llegamos y tus hijos se desaparecen, como aún no son tan grandes para dejarlos, irte y después recogerlos, te tienes que quedar ahí.
Llegas, saludas, obligas a tu hij@ a que salude a la mamá de la festejada, buscas la mesa de regalos y lo dejas ahí (y que nadie lo vea porque tardaste horas en envolverlo con tus hijos encima). En fin, analizas el salón, ves lo que hay e invitas a tu hija a que vaya a jugar con los que conoces (los cuales sigues cambiándoles el nombre ups), eso sino es que ella ya se desapareció después de saludar.
Buscas un lugar que no esté tan lejos de la sociedad pero tampoco que sea el centro de atención. Haces como que estás al pendiente de tu hija y bueno, nunca falta alguna ocasión que venga contigo para darte algo o pedirte otra cosa. En eso solo han pasado 5 min y la fiesta es de dos horas.

Te quedas observando a los invitados que van llegando,”ah, a ella la conozco! Cómo se llama? Cómo se llama?” ok, omitamos nombres, se acerca, te sonrie y le devuelves la sonrisa, ya que terminó con el mismo ritual que tu hiciste antes, ahora si se anima a platicar. Si el clima está terrible, eso es excelente para romper hielo también “que pésimo clima!” “si caray, si estaba despejado hace unas horas!” uff!
Bueno vas a buscar una silla, acomodas todas tus cosas haciéndote la muy ocupada, ya te sientas y empieza la tentación de sacar el teléfono para chismear (cotillar para mis amigas las españolas); aaaahhh pero no quiero verme tan antisocial!!!! Bueno me vuelvo a parar y voy por algo de tomar, mmmmmm una fiesta no es como que el mejor lugar cuando estás a dieta, galletas, refrescos, papitas, todo. Ah si!! me topo con esta otra mamá que veo siempre de camino a la escuela, es hora de platicar pues.

Ok, buena plática, ahora si ya le pongo cara a uno de los nombres de los que me platica mi hija, lo malo es que ahora nos invitaron a otra fiesta!! Pero lo bueno es que es de una niña y es más fácil atinarle a los gustos, pero qué tal cuando es una fiesta de niño? La verdad es que sufro! Antes un lego te sacaba de apuros, pero ahora hay lego de todos y para todas las edades, me abruma cada vez que tengo que ir a la juguetería a comprar regalos. Tengo que ver más la television, seguro de ahí saco más ideas.
Primer drama de la fiesta, hay 30 niños y sólo hay 3 carritos, mi hija viene y me dice que quiere jugar con uno pero como no se los puedo quitar a los niños y estos aún están en la etapa de aprender a compartir, le ofrezco mejor ir a jugar con ella. Ok estamos en el trampoline, no es tan malo como pensaba aunque tengo que seguir apretando el piso pélvico por que aún no me recupero de los partos (sabía que tenía que hacer los ejercicios!!), saltamos por aquí, saltamos por allá y que nos aventamos por el tobogán yeeeeei! Seguro alguna mamá se me quedo viendo como…y esta loca qué?! O de pura envidia, allá ellas.

Pero bueno, ya llegó la hora de la merienda y me salvó la campana. Te aplicas rápido por que obviamente todas las niñas van a querer sentarse a lado de la cumplañera, sorpresivamente tu hija está super animada jugando en el inflable que ni se percata de que ya los están llamando.
Ya, le encuentras lugar en una esquina y empieza la ronda de los platos, bebidas, mamás cruzándose para tomar una cosa y la otra y por fin alcanzas unos triángulos de sandwich, unas uvas, zanahorias, un poco de frituras e interceptas el jugo de naranja (así es señoras… aquí donde vivo todo este asunto de las meriendas es muy nutritivo y a veces aburrido). Y ahí nos quedamos las mamás, esperando a que los niños terminen su merienda; todas lanzando una que otra sonrisa, no faltan las que están juntas desde que comenzó la fiesta y siguen platique y platique y sus hijos siguen esperando que les rellenen el plato.

Muy bien, vamos a cantar Feliz Cumpleaños, espera, no hay nada con qué encender las velas! Típico

Ok, últimos minutos para que los hijos se vayan a correr y terminar de cansarse. Ahora si puedo ver la cara de la mamá de la festejada, un poco más relajada porque todo el evento está por terminar y digo un poco más relajada porque aún tiene que repartir los regalitos de agradecimiento -recuerdo en la última fiesta de mis hijas, esto fue todo una odisea, los niños empezaron a coger los regalitos sin que yo les diera permiso, niños con los juguetes de las niñas y viceversa, todo fuera de control y yo sentía que se me reventaba la vena- pero esta mamá fue muy lista y le puso el nombre de cada invitado a todos los regalos, bien hecho!
Listo, creo que es hora de irnos; mi hija no entiende la indirecta de que el salón se ve cada vez más vacío. Ella trata de perseguir a la festejada para despedirse y se le olvida que ya nos íbamos, mientras yo, me despido de la madre y quedamos de ir por un café alguna día de estos.

Fantástico sobreviví!!!!!!! Yo creo que poco a poco esto se irá sintiendo más normal y sino, siempre sere la mamá que estuvo saltando en los inflables y comiéndose una que otra galleta de la mesa de los bocadillos. Por lo pronto nos vamos a casa con una hija felizmente cansada, una bolsa llega de golosinas para compartir con los hermanos (regla de la casa) y un coche con globos volando por dentro.



2 comentarios:

  1. Jiji es parecido como acá, pero en Alemania por lo menos en hannover si se permiten comer chucherías en las fiestas, menos mal... Y a partir de los 3 dejas a tu hijo(si es que se quiere quedar solo y te vas... Súper practico para hacer diligencias! ) menos mal que sobreviviste y tuviste contacto con las otras mamis!!! Saludos!!! vives también en Europa? O en usa?

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  2. Hola Ayme. Si se pueden comer chucherías pero la vdd es que las madres aquí a veces se pasan de nutritivas.
    Yo vivo en Inglaterra desde hace 6 años pero antes viví en Bavaria :)
    saludos!

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