Que difícil es para algunas personas hablar sobre su
cuerpo. Lo se porque lo es para mi.
Yo nunca he sido una persona con una figura
envidiable. Si, en mi niñez fui una niña flaquita pero cuando llegué a la
adolecencia mi cuerpo si que sufrio de unos buenos cambios. Me acuerdo
perfectamente el día en que me di cuenta que ya no me llenaba con nada y
siempre tenía hambre. He ahí el
principio de mi perdición con la comida.
Soy super antojada, me encanta comer tanto
salado como dulce y mis comidas jamás perdonan terminar sin postre. Me encanta
siempre estar activa; antes bailaba y caminaba muchísimo, ahora el simple hecho
de ser mamá me mantiene de arriba a abajo casi todo el día, porque la idea de
ir al gimnasio aunque me duela, tuve que hacerla a un lado hasta nuevo aviso.
Cuando me embaracé a mi cuerpo le sucedió
un milagro, comía de todo a todas horas y al final subí una nada, eso sí, me
cuidaba muchísimo con todo lo habido y por haber de cremas para que no me
salieran estrías…y nada sirvió. Mis tres embarazos fueron así, pero obviamente
cada vez mi cuerpo iba cambiando poco a poco y con todas las prisas y la
rutina, no me daba cuenta.
Me salieron estrías al final de los tres
embarazos, poquitas pero llegaron para quedarse. Esas marcas que nos marcan
(disculpa la redundancia) están plasmadas en todo mi vientre. Mis hijos me
preguntan de qué son y orgullosa les digo que son un recordatorio de que ellos
estuvieron ahí adentro conmigo.
Hoy después de tres embarazos, queda claro
que mi cuerpo no es y nunca será el mismo. De hecho toda yo no soy la misma.
Cuando nos cambiamos de casa mi marido
instaló en el espejo de nuestro cuarto unas luces padrísimas para que yo
pudiera arreglarme sin estar metida en el baño; me pregunto cuántas veces lo he
usado? La verdad es que no es que antes me viera mucho en el espejo, pero últimamente
lo hago menos o nada. Cuando me veo, sólo veo a alguien que no me gusta y que
no reconozco.
El otro día estaba tratando de arreglarme
un poco porque iba a estar fuera de la casa todo el día. Una trenza por aquí,
poquito rubor por allá y listo. Mientras estaba en el enrredo de la trenza voy
descubriendo no una, no dos, sino tres cabellos grises sólo en el frente de la
cabeza…me puse triste y quise llorar. No es que me sintiera vieja y ni lo soy,
pero el darme cuenta de que la vida se está llendo tan rápido y así lo está
demostrando mi cuerpo, es algo en que pensar y me da nostalgia. Qué pasa, qué
me falta, por qué no me gusto? Acaso es la nostalgia de aquellos días en donde podia
arreglarme linda y durar así todo el día sin andar toda sucia? Acaso es la
idealización de una figura que esperaba tener después de lactar? Será la falta
de tiempo y la alimentación de bote de basura de las sobras de la comida de mis
hijos? Es la falta de dedicación personal?
Hoy por por hoy me cuesta mucho trabajo
aceptar mi cuerpo. Trato de comer balanceado y aunque no pueda hacer ejercicio
seguido, la maternidad si que me mantiene muy activa.
Mi guardaropa no me gusta. No he podído
invertir tiempo en buscar cosas para mi porque todo se va para mis hijos. Me
encanta verlos guapos y arreglados, creo que es un mal general de todas las
madres. Pero…cómo puedo inculcarles a mis hijos el gustarse así mismos si yo
misma no me gusto? Hace tiempo escribí un artículo en donde hablaba de cómo
nosotros padres podemos enseñarles a nuestros hijos a direccionar la vanidad en cuidarse, quererse y sentirse bien con ellos mismos. Es muy importante predicar
con el ejemplo y es MUY difícil, pero creo que con paciencia y dedicación es
algo que se puede lograr. No quiero sentirme presionada; no quiero quedarme sin
disfrutar esos momentos en la alberca con mis hijos por vergüenza de mostrar mi
cuerpo. Quiero sentirme bien conmigo y con mi alrededor.
Algo ha cambiado en mi y no he tenido
tiempo en encontrarme. Mi cuerpo y mi ser se han transformado y y necesitan una
nueva dirección. Estoy accionando y con eso he comenzado un programa para comer mejor; mi meta no
es alta, es real.
Es llegar a un estado en donde pueda
aceptarme, en donde esté contenta y pueda ser la nueva yo. Si involucra un
cambio de estilo, estoy abierta a recibirlo. Yo me merezco estar contenta
conmigo y mis hijos lo merecen también.
Traje de baño en verano 2013 |
M.
Te entiendo perfectamente! Ya diste el primer paso que es darse cuenta de la
ResponderBorrarSituación incómoda y ahora solo queda actuar, saludos desde
hannover, Alemania.